sábado, 29 de mayo de 2010

El retorno del Rey

Un bar de toda la vida. Un zumo y dos coca colas encima de la mesa. Hoy toca guardar las formas. Unos dados y dos amigos descargando su ira contra el tapete y buscando suerte. Siempre sale cero.

Una mirada. Sólo una mirada y los tres entendimos que necesitabamos más esa noche que cualquier otra cosa en el mundo.

Desahogo y güisqui, aunque no estoy muy seguro de que fuese en ese orden. Risas. Muchas risas. Lágrimas contenidas, no me cabe duda. Parada en la calle melancolía, haciendo locuras que hacíamos con 13 años y que de vez en cuando hasta se echan de menos. ¿Tonterías? Posiblemente, pero me encantan.

Amigos, otra vez. Llamadas a las tantas (disculpen las molestias). Alguno contestó. A alguno ni siquiera pudimos llamarlo. Nosotros no respondimos a su llamada hace algun tiempo y ahora él no responde a la nuestra. No volverá a contestar por mucho que queramos.

Caen las botellas. "dentro de 5 horas estaré en Solvay" me digo para mis adentros. Pero da igual, aquí arriba se está tan a gusto...

Futuro y mujeres, temas estrella. No podía ser de otra manera. Amigos, por supuesto. Amigo en singular, por supuesto también. Es casi un ritual acabar hablando de lo mismo. Quizás si hubiésemos hablado más antes no estaríamos hablando tanto ahora. Nunca lo sabremos. Y no queremos saberlo.

A los que están aquí solo decir que sabéis que cuando hace falta estar estoy. No soy de los habituales pero si de los fijos. Como el cartero que siempre lleva la mala noticia. Una llamada, y se hace lo que se puede.

Al que no está, que sepas que no te olvidamos.